Jerome y Kevin-Prince compartieron infancia y costumbres, pero no decisiones. Su relación está en los genes, la sangre y su lazo familiar inquebrantable fuera de los terrenos de juego, en él, no existe vínculo que sea más importante que el del triunfo.
Lejos estaba de imaginar Prince Boateng, un joven que le gustaba el fútbol y llegó a Alemania en 1981 para jugar en el modesto Reinickendorfer, que su contribución a futuro iba a ser tan importante. Con su primera esposa, Christina, tuvo a Kevin-Prince, en 1987. Separado apenas un mes después del nacimiento, se unió a Nina, quien en 1988 le dio a Jérôme.